Todo sobre el cabezazo de Zidane en el Mundial de Alemania

Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un tapiz futbolístico. Su presencia era la materialización de una fuerza sobrecogedora, que galvanizaba a sus compañeros y hechiza

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